Viendo a este músico y compositor, de sobria presencia escénica, los espectadores se dan cuenta de inmediato que sus proezas técnicas son solo un vehículo y no un fin en sí mismo.Es demasiado austero para querer convertirlo en un vano acto de autopromoción, aunque disfrute sin duda del gesto virtuoso.
Mark Wigglesworth es un director que antepone el orden y la claridad a cualquier otro criterio, pero una vez logrados los trabaja hasta que resultan expresivos, y en muchas ocasiones sorprendentes.
Si la puesta en escena de Desoubeaux hubiera ayudado un poco, podría haber sido una estupenda representación.Pero como sucede bastante a menudo, la puesta en escena está hecha sin tener en cuenta la obra, ni el libreto ni la música
Donizetti ridiculiza en esta obra los usos y costumbres, vicios y virtudes, conveniencias e inconvenientes en el teatro, sirviéndose de todos los clichés que tiene a mano.Kramer utiliza el argumento para escenificar aquí con fuerza, mucho color e impudor las excéntricas y grotescas inclinaciones de los artistas.
El Palazzetto Bru-Zane, pilar en la recuperación de las músicas del XIX francés, se ha planteado recuperar las puestas en escena de la creación de las óperas tal y como se hace con la música.
Para los coloneses está todo muy claro: sin el papel desempeñado por Colonia no habría habido ni El murciélago de Strauss ni Edad de oro de la opereta vienesa.
Carlos Dominguez-Nieto supo arropar en todo momento a las voces y llevar de la mano a unos conjuntos inexpertos en sus respectivos cometidos, ofreciendo una lectura de gran belleza e indudable eficacia dramática
Según Allex Aguilera Tristan und isolde es “un viaje que invita a rendirse a su caudal melódico infinito” y su enfoque extremadamente minimalista parece una capitulación ante la poderosa dramaturgia wagneriana.
Beth Taylor interpretó a una Lisea locamente enamorada pero a la vez melancólica y vehemente, con una voz de mezzo oscura que sirve perfectamente a su papel travestido, tanto por su timbre como por su coloratura y profundidad, dejándonos asombrados con la sublime ‘Se un cor sofrir sapra’.